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En Quito lo antiguo no pierde vigencia, encuentra la manera de adaptarse a los nuevos tiempos.

Posted in Quito Colonial, on 12 julio 2017, by , 1 Comments

En una hoja papel ministro, con sello del registrador de la propiedad, el 18 de enero de 1947, Alfredo Carpio Flores tramitaba la inscripción, como suya, de la composición musical El Chulla Quiteño. De esta forma, el odontólogo y docente de profesión cumplía con lo señalado en la entonces vigente Ley sobre Propiedad Artística y Literaria.

Así se registraba la infaltable canción en las fiestas de Quito de diciembre o en las  reuniones de amigos del barrio. Motivo de estudios sociológicos y musicales, así como llena de anécdotas, se trata de la composición que se refiere y habla de aquella ciudad de los años 40 y 50 concentrada en lo que hoy es el Centro Histórico.

Y también describe y ubica como protagonista a uno de sus característicos personajes, el chulla quiteño, aquel bohemio para quien la farra, los enamoramientos y la visión sencilla y simple de la vida eran sus principales ‘atributos’. Y Carpio lo era. Así lo reconoció la que fue su esposa, Luzmila Sánchez, para la Revista Estrellas, en diciembre de 1968.

“ ¿Por qué la tituló El Chulla Quiteño? Porque él había sido un chulla, uno de las jorgas estudiantiles… La Loma Grande, La Guaragua, El Panecillo, La Plaza Grande y otros lugares fueron sitios de sus andanzas años atrás. También influyó en el título el hecho de que la canción la solicitaron los estudiantes, también chullas, y el gran cariño que siempre tuvo a Quito, ciudad cuyo tradicional personaje es el chulla, precisamente”.

Que en 1946 fue cantada por todo un estadio en Riobamba o que su masiva difusión ocurrió a partir de 1947, tras haber sido grabada por el dúo Benítez y Valencia, ya son parte de la historia de este pasacalle.

Pero las anécdotas van más allá de aquellos años: a más de un aficionado taurino llamó la atención que en noviembre del 2012, en Niemes, ciudad francesa, en la plaza de toros de esa localidad entonaron El Chulla Quiteño cuando el diestro español José Tomás tuvo una de las mejores tardes de su carrera. O que en parte de los conciertos de Ozzy Osbourne o The Deep Purple se tocó esta pieza.

Marlon Cadena en una investigación dentro de sus estudios en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), en noviembre del 2012, se refiere a esta composición. Su trabajo de tesis se titula ‘Nueva biografía del chulla quiteño, un enfoque desde su masculinidad’.

En uno de sus acápites, el 43, señala que la canción de Alfredo Carpio sirvió para difundir la ideología, lo chulla y de la aceptación que tuvo en Quito, principalmente en las fiestas de diciembre: “Chulla quiteño,  tú eres el dueño de este precioso patrimonio cultural; Chulla quiteño tú constituyes también la joya de este Quito colonial”.

En 1966, en el vespertino Últimas Noticias, Hugo Alemán recuerda que desde 1947, la “fácil partitura de Alfredo Carpio llegó a invadir caudalosamente los ámbitos de Quito, y a convertirse en la canción de moda. Todas las gentes sin distingos posibles la entonaban con predilección…”.

Fuera de estas situaciones, Alfredo Carpio, fallecido en 1956, no hizo más que “musicalizar una forma de vida, una visión y una parte de la historia de la ciudad”. Esto dice el sociólogo Francisco Palomino, quien reconoce que si bien  a inicios del siglo XXI la ciudad no es la misma, la bohemia y la farra, en otros niveles y en otros contextos, se mantendrá más aún en diciembre. O si no interroga ¿qué joven no ha preguntado dónde queda La Guaragua?

Fuente: http://patrimonio.elcomercio.com/patrimonio-contemporaneo/el-chulla-quiteno/historia#.WWaDIT0zrIV

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